Del ideomorfo LK 7E-195.541 a la escultura de acero corten dibujada en el aire de Iñigo Arregi – María José Aranzasti [ES]
Siendo un adolescente Iñigo Arregi (Arrasate/Mondragón, 1954), internado en el Seminario de Arantzazu, conoció a Jorge Oteiza, quien despierta en nuestro artista una querencia, desde entonces inquebrantable por el arte. Oteiza, el artífice por excelencia del vacío, al igual que Chillida, forman ambos el elenco en el que nuestro artista fija sus principios estéticos. Durante mucho tiempo, Iñigo se dedica a la pintura. Y si uno observa sus obras pictóricas a lo largo de los años, cualquiera de ellas alberga en sí misma claves propias de volumen, claro intento de profundidad, búsqueda de las 3D, en definitiva, un lenguaje claramente escultórico, de ahí que el camino de pintor a escultor fuera enteramente natural, porque ya estaba en su pintura.
Toda su obra es fruto de una pericia del dominio de la técnica y conocimiento del material, no en vano cursó estudios de maestría y es quien diseña, realiza las maquetas en madera, aplica las nuevas tecnologías en las piezas y las redimensiona con infinitos puntos de ordenador, en un escaneado en 3D para así conocer la dimensión exacta de la pieza. Cada una de sus obras es estudiada a fondo por el artista, quien es también el que determina el tamaño definitivo de la misma, la ubicación idónea de la pieza, el acabado preciso, etc.
El famoso acero Mondragón
Iñigo Arregi se sumerge diariamente en su refugio-estudio, en Mondragón, villa que es el epicentro del movimiento cooperativista vasco y sede de Mondragón Corporación Cooperativa, uno de los principales centros industriales del País Vasco.
Las pequeñas piezas de acero corten se realizan también en este estudio pero las de gran tamaño las realiza desde siempre en la Calderería Epele, junto a su amigo Jaime Osinaga. Pero hay que conocer un poco la historia para centrar a nuestro artista en la órbita de la tradición del acero corten, material versátil por excelencia, utilizado por muchos de los artistas escultores vascos consagrados y que arrastra desde tiempos remotos unos orígenes singulares.
Mondragón se sitúa al suroeste de Gipuzkoa y hace 35.000 años, mucho antes de que su carta puebla fuera otorgada por Alfonso El Sabio en 1260, los hombres del paleolítico superior inicial cincelaron con una herramienta dos surcos rectilíneos en la piedra de calcarenita con tendencia paralela, la denominada LK 7E 195.541, encontrada en el yacimiento de la desaparecida cueva Labeko koba. Es la representación artística más antigua encontrada en el País Vasco.
Lezetxiki, en el barrio de Garagartza de Mondragón, donde José Miguel de Barandiaran encontró el resto humano más antiguo encontrado en el País Vasco es junto con Labeko koba los yacimientos más importantes de la localidad, no solo uno de los grandes yacimientos del País Vasco sino también estatales del Paleolítico Medio. Estamos hablando pues de una zona con una gran riqueza histórica, artística y cultural.
Desde la edad del Hierro hay vestigios de instrumentos, de herramientas y armas por toda la Comarca del Alto Deba. En la Edad Media los Oñacinos y Gamboínos forjaron la historia de los famosos bandos de Mondragón, villa entonces de importantes ferrerías y molinos que llegaría a contar con más de cinco ferrerías.
La industria del País Vasco ha estado unida siempre al hierro, al extracto de mineral que en Mondragón se extraía de muy buena calidad de las laderas del Udalaitz. En los siglos XV al XVII fue muy apreciado el “acero de Mondragón” que se utilizaba para realizar las famosas espadas de Toledo. Se exportaba a Europa y a América.
Un paseo por algunas de las esculturas públicas de Iñigo Arregi
Ante la crisis tan aguda que estamos padeciendo, todo el mundo sabe que necesitamos profundos cambios para reestructurar nuestra forma de vida laboral, social y personal; para replantear a la vez muchas cuestiones que antes, no porque no existieran sino porque las manteníamos agazapadas y que ahora resurgen porque inevitablemente las tenemos que cambiar de arriba abajo. Para ello, tenemos que recuperar valores un tanto olvidados como el esfuerzo, la puesta en marcha de nuevas estrategias y sinergias en el trabajo, practicar la sostenibilidad en la naturaleza haciendo hincapié en una ecología bien entendida e innovar e investigar en todos los ámbitos posibles: la ciencia, la educación, y por supuesto, en el sistema del mundo del arte también.
El artista Iñigo Arregi lo viene haciendo desde hace algún tiempo, ofrece soluciones de artista al entretejer nexos, hoy en día indispensables entre el arte y la industria y éstos a su vez lo hacen con el quehacer diario, es decir: con el discurrir de la vida.
Desde hace tiempo, Arregi muy apasionado por la historia y orígenes de su localidad es socio activo de la Sociedad de ciencias de Arrasate. Rompiendo moldes habituales es un artista muy reconocido y valorado en su localidad y entorno, por lo que podemos realizar un pequeño paseo entre sus esculturas públicas en Arrasate y alrededores.
Así podemos ver en el barrio de Zalduspe de Arrasate las diferentes creaciones en acero corten realizadas en la casa Mendialde: puertas, balcones y chimeneas. Todo un compendio de lo que se puede realizar con este material de acero corten en el medio arquitectónico y a la vez artístico. Las cualidades intrínsecas del material, la oxidación que es la vez su propia protección, la capacidad de aguante a la intemperie, la influencia de las incidencias climáticas, lo que le hace cambiar constantemente de color bien llueva (gamas profundas de negro) o haga sol (tonos intensos naranjas) hacen del acero corten un material versátil donde los haya e Iñigo Arregi sabe contar a través de sus piezas, la poesía, la tradición, el dibujo esquemático, el barroquismo caligráfico, el organicismo, o el juego entre contrastes de vació/lleno contando para ello con un dominio de la perspectiva y de la geometría. El arte como herramienta para la vivienda.
Muchas de las piezas de Iñigo están realizadas a base de planchas de acero que se van encajando una tras otra, sin soldaduras ni uniones, como si fueran un mecano o un puzzle de piezas, insertándolas cada una de ellas en su justa ubicación. Muchas de las obras, de gran altura parecen querer emular a los árboles centenarios que se encuentran en el Parque de Monterrón, como la sequoiadendron giganteum de más de 50 m de altura y los del parque de Santa Bárbara.
En la oficina que gestiona el Ayuntamiento de Arrasate, el BAZ se encuentra la obra Huella industrial, planchas sucesivas de acero corten que son un guiño claro a la tradición industrial de toda la comarca. Estos guiños se producen en muchas de sus obras, eco del profundo arraigo en Mondragón del emporio siderometalúrgico, como el que se creó con la Unión Cerrajera Mondragón. De ahí que en muchas de sus obras se aprecien formas o signos que recuerdan a llaves y a cerraduras como Giltzartean (Entre llaves).
Frente a la sede central de Eroski en Elorrio se alza también de manera imponente Irekita (Abierto), la mayor obra construida por el artista, de 5 m de altura y 5 toneladas de peso. Aquí el artista parece dibujar el aire mismo con el grafismo que le permite el acero corten y así trazar infinidad de gestos.
En la sede de Goiru Edificio LKS, emblema de la innovación en el ámbito de la arquitectura y de la ingeniería en la que está presente de manera especial la luz, el reflejo de los montes circundantes y que alberga distintas actividades dentro del Grupo LKS, Iñigo Arregi ha realizado un aparcabicicletas escultórico, Tropela también en acero corten, de 5 m de largo. Según el propio artista, las formas responden a la foto finish de un sprint. El arte como herramienta útil para la industria. Un proyecto integrado de sostenibilidad dentro de la innovación, al igual que la pieza que se encuentra en el nuevo centro tecnológico IK4 Lortek de Ordizia, realizado para generar conocimiento para el tejido industrial.
Zeruertzari begira (Mirando al horizonte) ubicada en la Arboleda de Trápaga (Bizkaia), de acero corten de 3 m de alto, es una potente escultura pintada de rojo, color que es empleado a veces por el artista para dotar a la pieza de un valor plástico añadido, diferente al acabado oxidado del propio acero corten. Un icono.
Begiluze se alza en un terreno particular en Eskoriatza, oteando desde un lugar privilegiado el valle y convertido en todo un referente. Un mirador.
Otra singular pieza, de 3 m de altura y 2 toneladas de peso Por los derechos humanos se alza en Aretxabaleta en la que diferentes lados y perspectivas de las chapas de acero corten se entrelazan en cuatro alturas diferentes.
Obras múltiples, nuevas obras y relieves
Además de la escultura pública el artista ha sabido entrar en el objeto artístico, de forma múltiple en diversa numeración de tirada, piezas demandadas a través de diferentes empresas e instituciones. Todas ellas hablan en el lenguaje propio de Arregi: juegos de formas, de encuentros, de inclinaciones, de tránsito, de ventanas y puertas, de tramas y grafías, incluso a veces de figuras humanas, de llaves y cerraduras como las obras realizadas para HABE, Lantek, Zenbaki, etc.
También ha realizado incursiones en objetos singulares como la creación de piezas para albergar la flor de loto, a modo de grandes macetas en acero corten, que se situaron estratégicamente al borde de una piscina en una casa privada.
Los relieves han sido también una parte importante de la obra del artista, junto con el grabado y la pintura. Los realiza en cartón de diferentes colores, en madera y también en acero corten. Constituyen otro medio para poder explayarse en el hueco y vacío, a la vez que siendo murales buscan ansiadamente la profundidad, el volumen, la dimensión… Los planos se buscan, se alinean, se entrelazan para formar un todo, un ensamblaje en el que todo encaja. Todos sus relieves son de una gran fuerza plástica.
Comprobamos el poder fascinante que adquieren las esculturas de Iñigo Arregi, el carácter y la fuerza que emanan de ellas, la construcción de estrategias que posibilitan siempre un diálogo con el espectador, quien puede a su vez vislumbrar e imaginar otros horizontes, y dejarse llevar por la magia personal dibujada en líneas curvas y rectas por el escultor. El sabio manejo del vacío se manifiesta como uno de los grandes valores y activos de sus obras y el artista con ello escribe su poemario artístico. En todas sus obras reside también un arraigado pensamiento industrial, del que parte todo, a la vez que la tensión y pulsión se dirimen perfectamente en la propia obra. No hay que olvidar a la Naturaleza que forma parte fundamental de ellas: desde el propio aire que las transita hasta las influencias climáticas, anteriormente mencionadas.
Ha participado el artista en importantes exposiciones en importantes ciudades españolas, a la vez que ha realizado últimamente interesantes incursiones en el ámbito internacional: Hip Galerie de París, y con la galería Victor Lope ha participado en las ferias de arte en Karlsruhe, Innsbruck, Feria de Arte de Colonia, etc .
Sabemos que al autor le esperan nuevos retos en el ámbito de la creación del arte como herramienta útil, en breve una gran escultura que conformará la barra del nuevo Beti Jai (Donostia), restaurante que comienza tras un pasado glorioso una nueva andadura. Pero también, estamos seguros de ello, le esperan nuevos retos en el ámbito del grabado, de los relieves y de la pintura. Por no decir los caminos y derroteros nuevos por los que pueden transitar sus esculturas…